Miró a un horizonte vacío y sin luz, dejando desvanecer su vida y su esperanza. Aún así pretendió seguir creyendo que esa realidad no era la suya, que no le pertenecía. Prefirió que su corazón tuviera una felicidad que no existe, MENTIRSE. No pudo soportarlo dentro de si mismo, cortó sus venas y de ellas brotaban palabras que ya no creía. Dejó que todo se desvaneciera en un suspiro del alma.
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